La dura realidad

jueves, 24 de abril de 2008

Ya queda menos para que se cumpla de nuevo otra semana más, yo creo que no nos damos cuenta como se pasa la vida y en ocasiones sin vivirla lo máximo que podríamos...
Es así como se sienten muchas personas, que día a día su vida es casi como un infierno y no pueden pensar en algo mejor, ya que estan cerrados a ese mundo que a nadie le gustaría vivir.

Ese tipo de vida solo la viven algunas personas, y que el resto de la sociedad pasamos; o bien, sin darnos cuenta o bien contribuyendo; haciendole así la vida como una pesadilla sin fin.

Os voy a contar una anécdota propia, que me sucedió hace unos meses, para ser más exacto el 1 de diciembre de 2007. Iniciamos con la catequesis una marcha solidaria en la que ibamos a recorrer distitos puntos curiosos de Sevilla.

Unos de esos sitios que ibamos a visitar era una casa o residencia creada por monjas que ayudaban a salir a una prostituta de este mundo.
Cuando ibamos de camino hacia este lugar mis amigas y yo pensabamos y comentabamos, que en ese mundo se habían metido ellas porque querían, ya que tenían unas manos y brazos para poder trabajar en otro tipo de oficio con más dignidad.
Cuando llegamos al lugar, nos estaba esperando una Hermana que nos iba a dar una explicación del trabajo que desempeñaban.
Ellas se dedicaban a ir por los polígonos y las casas de citas donde se encontraban las prostitutas.
Todo esto lo tenían que hacer a escondidas, sin que la vieran sus chulos, ni ningún hombre; las Hermanas las ayudaban y les decían donde se encontraban y que en esta casa las iban a ayudar a salir de este mundo, que para ellas no tiene salida.
A partir de todas las explicaciones que nos dieron, de las barbaridades que nos contaron que podían llegar a hacer estas chicas sin ellas querer; era algo que te cambiaba y lo reconozco a mi me la cambio, la idea tan retorcida por asi decirlo que teníamos de estas chicas.
Una de las cosas que dejó muy claro la Hermana que nos explicó todo fué: ''No son prostitutas, son mujeres prostituidas''.

Para finalizar os voy a comentar una anécdota que nos contó:
Conocieron a una mujer prostituida que se hacercó a esta casa para intentar salir y asi lo hizo, era Rumana y empezó a estudiar español, aprendió a pintar, etc; y todo esto gracias a estas Hermanas.
Lo peor fué que al llegar las navidades, la vieron de nuevo en la puerta de la casa de citas y fue entonces cuando le dijeron,-¿Pero que haces aquí de nuevo? y ella le contesto,- Llega la navidad y mis hijos no se conforman con un simple puzzle de 2 € , si no que quieren videoconsolas, etc; para no tener un bajo rango social al lado de sus compañeros.

En fin espero que os haya entretenido y gustado esta anécdota, porque a mi me hizo cambiar mi idea totalmente y ver a estas chicas con otros ojos. Y nada más salir dije -Cuando sea mayor quiero venir a esta casa, a ayudar a estas personas tan necesitadas.

Inés Álvarez Delgado

1 comentarios:

Blanca dijo...

Te agradezco mucho que hayas compartido esta experiencia. Es, ciertamente una realidad dura, durísima, que la mayoría desconoce y juzga desde su atalaya moral. Dice mucho de tu cabeza y de tu corazón la revisión de tus juicios previos y la determinación de colaborar en esta causa.
Se necesitan personas que luchen para que esta explotación terrible desaparezca para siempre, y para que estas mujeres prostituidas puedan tener la vida digna a la que tod@s aspiramos.