Ya queda menos para que se cumpla de nuevo otra semana más, yo creo que no nos damos cuenta como se pasa la vida y en ocasiones sin vivirla lo máximo que podríamos...
Es así como se sienten muchas personas, que día a día su vida es casi como un infierno y no pueden pensar en algo mejor, ya que estan cerrados a ese mundo que a nadie le gustaría vivir.
Ese tipo de vida solo la viven algunas personas, y que el resto de la sociedad pasamos; o bien, sin darnos cuenta o bien contribuyendo; haciendole así la vida como una pesadilla sin fin.
Os voy a contar una anécdota propia, que me sucedió hace unos meses, para ser más exacto el 1 de diciembre de 2007. Iniciamos con la catequesis una marcha solidaria en la que ibamos a recorrer distitos puntos curiosos de Sevilla.
Unos de esos sitios que ibamos a visitar era una casa o residencia creada por monjas que ayudaban a salir a una prostituta de este mundo.
Cuando ibamos de camino hacia este lugar mis amigas y yo pensabamos y comentabamos, que en ese mundo se habían metido ellas porque querían, ya que tenían unas manos y brazos para poder trabajar en otro tipo de oficio con más dignidad.
Cuando llegamos al lugar, nos estaba esperando una Hermana que nos iba a dar una explicación del trabajo que desempeñaban.
Ellas se dedicaban a ir por los polígonos y las casas de citas donde se encontraban las prostitutas.
Todo esto lo tenían que hacer a escondidas, sin que la vieran sus chulos, ni ningún hombre; las Hermanas las ayudaban y les decían donde se encontraban y que en esta casa las iban a ayudar a salir de este mundo, que para ellas no tiene salida.
A partir de todas las explicaciones que nos dieron, de las barbaridades que nos contaron que podían llegar a hacer estas chicas sin ellas querer; era algo que te cambiaba y lo reconozco a mi me la cambio, la idea tan retorcida por asi decirlo que teníamos de estas chicas.
Una de las cosas que dejó muy claro la Hermana que nos explicó todo fué: ''No son prostitutas, son mujeres prostituidas''.
Para finalizar os voy a comentar una anécdota que nos contó:
Conocieron a una mujer prostituida que se hacercó a esta casa para intentar salir y asi lo hizo, era Rumana y empezó a estudiar español, aprendió a pintar, etc; y todo esto gracias a estas Hermanas.
Lo peor fué que al llegar las navidades, la vieron de nuevo en la puerta de la casa de citas y fue entonces cuando le dijeron,-¿Pero que haces aquí de nuevo? y ella le contesto,- Llega la navidad y mis hijos no se conforman con un simple puzzle de 2 € , si no que quieren videoconsolas, etc; para no tener un bajo rango social al lado de sus compañeros.
En fin espero que os haya entretenido y gustado esta anécdota, porque a mi me hizo cambiar mi idea totalmente y ver a estas chicas con otros ojos. Y nada más salir dije -Cuando sea mayor quiero venir a esta casa, a ayudar a estas personas tan necesitadas.
Inés Álvarez Delgado
La dura realidad
jueves, 24 de abril de 2008
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1 comentarios:
Te agradezco mucho que hayas compartido esta experiencia. Es, ciertamente una realidad dura, durísima, que la mayoría desconoce y juzga desde su atalaya moral. Dice mucho de tu cabeza y de tu corazón la revisión de tus juicios previos y la determinación de colaborar en esta causa.
Se necesitan personas que luchen para que esta explotación terrible desaparezca para siempre, y para que estas mujeres prostituidas puedan tener la vida digna a la que tod@s aspiramos.
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